Reconozco sin duda, que todos los puntos de vista entorno a la llamada celebración del Bicentenario de la Independencia de nuestro País, implican una posibilidad que cuenta con una base ideológica que determina la postura, sin embargo a través de la reflexión y el análisis podemos realizar cuestionamientos y determinaciones diversas respecto a los avances y transformación de la sociedad mexicana a lo largo de nuestra historia como una Nación Independiente.
En nuestra nación soberana e independiente el progreso se ha desplegado de una manera desigual y hasta nuestros días no ha sido posible desarrollar una teoría, una forma de gobierno o pensamiento que sea verdaderamente efectiva, que haga frente a la innegable desigualdad que nos aqueja en cualquier parte de nuestro territorio, 200 años atrás éramos y hoy seguimos siendo un país de profundas inequidades que siguen latentes en cada una de nuestras regiones geográficas desde la Meseta Central, pasando por el Eje Volcánico, la Sierra Madre del Sur, la Sierra Madre Occidental, a las Costas del Pacifico y las del Golfo de México.
Bajo esa perspectiva, resulta también indiscutible que el poder debe ser analizado con distintos enfoques y perspectivas que nos permitan tener un panorama más amplio de sus características esenciales y de esa manera también contextualizar su mejor uso.
Sin dejar de reconocer la constante evolución que como sociedad hemos tenido, no podemos dejar de cuestionarnos que es lo que se ha hecho mal?, cuales son los yerros en los que como sociedad hemos incurrido?.
Sin duda la necesidad de conocer el desarrollo político y la historia del país, nos permitirá usar la memoria como catapulta que nos impulse a un futuro mejor y no como una ancla que nos condene a la permanente desigualdad, siempre en función del beneficio de una minoría en el poder.
Es así que la historia no debe interpretarse de modo superficial, sino que es preciso realizar un análisis más profundo. En la época actual, el pragmatismo económico es un claro ejemplo de la inequidad, de la desigualdad, del abandono gubernamental de la búsqueda de la justicia social.
La especialización, el progreso modernizador, la falta de enlaces entre científicos y humanistas han dando paso, según palabras de Nietzsche a un híbrido semejante al hombre unidimensional que indica que no hay posibilidad de crítica u oposición a lo ya establecido, no hay autonomía, no se permite ser espontáneo ya que existe un sometimiento a las normas del mercado.
Existe una evolución social, pero este cambio ha sido demasiado lento, existe también una necesidad urgente de una formación ética no sólo de grandes pensadores con una conciencia de lucha social, sino también la formación de la comunidad.
En nuestros días, las interrogantes que los Héroes que nos dieron Patria y Libertad se aproximaron a descifrar sobre la opresión y la desigualdad, aún siguen sin una respuesta clara, persiste la desigualdad y todas las características que le son propias y ello no ha permitido mejorar nuestras condiciones de vida.
El poder, su abuso, el sometimiento y la consecuente desigualdad son factores que de manera recurrente han sido utilizados por la clase gobernante y también indudablemente por el poder que representa la iglesia, el cual ha sido utilizado para seguir dominando a la población.
Hoy nos piden desde el Gobierno Federal que debemos ceder la libertad en aras de una prosperidad y de la seguridad, y vemos como desde el Estado se cometen los peores actos contra la población, o me pregunto si acaso el tener a 53 millones de hombres y mujeres en condiciones de pobreza, es el motivo de la celebración?.
La desigualdad persiste, incluso se puede pensar que se ha agudizado, se ha incrementado, y al igual que ayer el poder sigue siendo inaccesible para el pueblo.
Hemos creado grupos de poder que se han anquilosado en los partidos políticos que se nos presentan con una aparente ideología diversa, pero que en la realidad operan juntos y con el aparente objetivo común de no permitido la inclusión de la ciudadanía en la toma de decisiones, en el acceso real y efectivo al poder.
El panorama es despejado, estamos a 200 años descontentos en lo general, por los millones de mexicanos pobres, millones de mexicanos en la indigencia, miles de muertos, miles de excluidos y con un País sin ruta de desarrollo y sin justicia social.
Es así que pienso que no, que no nos sobran los motivos para festejar, y pienso también que como lo mencione al inicio, todos los puntos de vista son teóricamente posibles, pero importa vivir el propio punto de vista con toda la resolución posible.